martes, 2 de junio de 2015

Una Crónica del Ultramaratón Los 10.000 del Soplao 2015.

Nacho, lector habitual de este blog, nos envía una emocionante crónica de una durísima y famosa prueba disputada en las vecinas tierras cántabras, los 10.000 del Soplao, en su modalidad de ultramaratón. Nada más y nada menos que 117 kms...


Ultramaratón Los 10.000 del Soplao
117km - 8.200m desnivel acumulado



Cabezón de la Sal es una fiesta, este año somos más de 10.000 participantes (si, si, diez mil, cáguese señora) en las diferentes modalidades que conforman esta fiesta. La gran mayoría de ellos saldrán la mañana del sábado en las pruebas de btt, maratón y ruta a pie, pero hoy es viernes, son las 22:50h y faltan 10 minutos para que den la salida de la ultramaratón. 

La noche está despejada y tirando a fresca, no pinta mal. Me acabo de despedir de mi mujer y mis hijos que van a buscar un sitio para verme salir. En el corralito de salida resuenan los cuernos y el tambor de la Danza de Ibio, un baile de guerreros cántabros que enmudece el personal. Muchos nervios y ganas de empezar. Nada más acabar la danza cuenta atrás, Thunderstruck de AC/DC a tope y salimos. Estoy en la parte de atrás del pelotón, con los más revoltosos. Bajo el arco de salida los guerreros de Ibio ataviados solamente con pieles nos hacen un pasillo de lanzas y antorchas levantadas, por el que pasamos los 300 guerreros de la ultradistancia. Tengo los pelos de punta y se me acaban de pasar todos los nervios. A los 30m de salir veo a mi familia y me paro a darles unos besos. -¡¡No te pares chaval!!, ¡¡sigue!!- me grita un señor. Miro atrás y no hay nadie, ¡¡joder que ya voy último!!

Los primeros 4km de asfalto por Cabezón de la Sal, Carrejo y Santibañez son un baño de multitudes. En plan superstar voy recuperando alguna posición, pero sin excesos. La primera subida es dura, en 3km ganas 500m y empieza el incesable bastoneo. Adelanto a algunos grupitos, coronamos, cresteo y todo recto para abajo por un cortafuegos criminal. En fila de a uno y con mucho cuidado, bajamos despacito. Se cae el de delante, se cae el de detrás, se cae el de dos más adelante, me caigo yo, oigo alguien que se cae más atrás, uno a uno casi todos vamos tocando el suelo con el culo en algún momento. Abajo del todo vemos las luces del pueblo de Ruente y oímos el estruendo de la gente animando. El paso por Ruente es uno de los momentos mágicos de esta prueba, cientos de personas te hacen un pasillo humano que se estrecha en un pequeño puente donde se pasa en fila de a uno. La gente anima sin cesar, no ves nada, solo gente a ambos lados gritando y aplaudiendo. Ya tengo otra vez la carne de gallina. Fran un vecino de mi pueblo me acompaña unos metros y charlamos un poco. Da gusto ver caras conocidas por el camino.

Una vez pasado Ruente, subida por pista para luego bajar por sendero en un bosque, hasta la campa de Ucieda donde está el primer avi en el km 18. Justo antes de llegar a Ucieda se me enciende un testigo en el salpicadero, algo va mal. Me duelen las piernas, me duelen todas las piernas. Digo todas, no porque tenga muchas, sino porque es un dolor global, desde la cadera hasta los gemelos. No entiendo que pasa, no hay explicación. Me empiezo a preguntar cuanto aguantaré, porque ya veo negro el panorama con todo lo que tengo por delante. Llego al avituallamiento, bastante gente animando. Yo llego bastante mosqueado, como bebo y sigo. A partir de ahora comienza la carrera de verdad. Nos adentramos en la soledad de la noche y apenas veremos un alma en muchas horas ni otras luces que no sean las de nuestros frontales y las de las estrellas. Subimos primero por sendero y luego por una pista interminable que nos llevará hasta el alto del Moral. Voy solo dándole vueltas a la cabeza, tengo las piernas echas mierda y acabamos de empezar. Hace fresquete, hay un cuarto de luna y mil millones de estrellas. Apago el frontal y voy subiendo con la poca luz del cielo y la que dejan los frontales de la gente que voy adelantando. Somos una fila muy larga de desperdigados puntitos blancos de luz que se asciende el monte en zig-zag. Paso a unos cuantos y me pasan muy pocos. Voy mal, pero cuanto más empinado esté el terreno y más técnico sea mejor voy. 

Llegamos al alto del Moral, km 30 en 5h y algo. El avituallamiento es una carpa desangelada en medio de oscuridad. No abandono porque son las 4h de la mañana y no tengo ganas de quedarme tirado en medio de la nada, pero ganas no me faltan. Una vez arriba toca bajar por 8km de pista donde voy trotando bastante lento. Me duele todo, la pista nunca se acaba y no he hecho ni una maratón, esto es un suplicio. Llegamos abajo y 4km de asfalto picando hacía arriba. Adelanto a algunos grupitos que van andando, yo troto por no llorar, porque me da igual trotar que andar. Llego a Bárcena Mayor, primer maratón terminado. Avituallamiento con caldo caliente y macarrones fríos. Bebo, como y miro a mi alrededor a ver que pinta tiene esto para abandonar aquí. Hace un frío que pela, son las 5 y pico de la madrugada y decido que no me apetece quedarme aquí parado mucho tiempo. Me propongo intentar subir hasta el alto de Fuentes y decidir allí que hacer, ya será de día y quizá sea mejor dejarlo allí.

La subida hasta fuentes es una pista interminable de 15km. Los primeros km voy en con un chico charlando un poco pero acabo dejando atrás a mi compañero. Voy gran parte del tiempo solo dándole vueltas a la cabeza sobre si merece la pena seguir. No me doy la vuelta por pura vergüenza. Click, clack, click, clack, el sonido de los bastones al andar es como un martillo pilón que golpea mi cerebro. Llego a Fuentes (km 58) ya de día, otra carpa solitaria en medio de la nada, esta vez hay unas 10 personas animando. Menudos valientes, hace una rasca importante. Allí nos dicen que vamos en la primera mitad del pelotón. Me cuesta creerlo pero me insufla algo de ánimo. Quedan otros 20km por pista, ¿por dónde sino?, donde se sube algo y se baja mucho. Trotando, trotando, con mis dolores a cuestas, me voy convenciendo de abandonar en el pueblo de los Tojos (km 79). Esto ya no tiene mucho sentido. Pero sobre el km 60 y poco me junto con otros dos chicos, Israel y Javi, hacemos grupito y su charla y compañía me anima. Alternamos trotar y andar, esos arranca-para me matan y me llevan con el gancho. Andando vamos juntos y trotando voy siempre unos metros por detrás, pero siempre a rueda. Poco a poco vamos bajando a los Tojos, la pista es interminable y te destroza los pies, las piernas, la moral y el alma.

Llegamos a los Tojos y el cielo se abre ante nuestros ojos. En un albergue una cuadrilla de señoras están preparando bocatas calientes recién hechos de pechuga de pollo, bacon, salchichas, sandwiches, hay sillas, tortilla de patatas, fruta. -¿Sillas, he dicho sillas?, ¡¡ostís si hay hasta sillas!! - 
Me siento y una señora me pone en la mano un bocata de bacon. Me como un pincho de tortilla y nada más acabar alguien me ha vuelto a poner en la mano un bocata de pechuga de pollo (con triple de pechuga). Me levanto y veo las estrellas, ¡¡¡mis piernas!!!,¡¡que dolor!!. Con el estómago lleno veo la vida de otro color y me propongo llegar al menos hasta Bárcena km (85). Is y Javi necesitan un poco más de tiempo porque se van a cambiar de ropa. Les digo que voy tirando y que me cojan luego, porque si me quedo parado 1 minuto más ya no sigo. Al cabo de media hora ya estamos otra vez juntos.

Al llegar nuevamente a Bárcena Mayor el pueblo ha cobrado vida. Pasan de la una del mediodía y hay un montón de gente animando. Llevo 14 horas sufriendo y ya me da igual todo. Ahora toca subir nuevamente hasta el Moral pero por un sendero bastante roto entre bosque. Todo el mundo nos dice que si llegamos al Moral ya tenemos la prueba hecha (..¡¡y un huevo!!). Como ya dije antes, en las subidas me veo bien y paso de ir a remolque a marcar el ritmo a Javi e Is. Tengo que aflojar para esperarles, pero lo mismo han hecho ellos antes conmigo en la bajada por pista. Su compañía se ha hecho vital para poder seguir. Se acaba el sendero y vemos con horror otro trozo interminable de pista que sube serpenteando hasta la ermita del Moral. Llegamos por fin, cagándonos en todo. Estamos en el km92 y quedan todavía casi 30km, todo un mundo delante. ¿Así que llegas al Moral y ya está hecho..eh?....pero si quedan 30 putos km. ¡¡30!!. Perra vida esta. El avituallamiento del Moral es compartido con la gente de la BTT y aquello es una jauría de bicis. Comemos, bebemos y para abajo....¡¡por pista nuevamente!!. Seguro que lo habíais adivinado. Nosotros bajamos y las bicis suben, les animas -"venga que ya estáis arriba"- "pedalea que los de arriba se están acabando la cerveza"- y te animan -"venga ultras, con dos cojones"- "ya lo tenéis hecho chavales", etc..

En algún momento que no recuerdo se acaba la pista y por fin volvemos a zona de bosque autóctono y sendero. Volvemos a ir los tres solos, este tramo se nos hace un poco pesado, apenas vemos a nadie hasta que sobre el km 95 empalmamos con los andarines que hacen la ruta a pie de 45km. Aquello nos da fuerzas y comenzamos a trotar por una serie de toboganes donde bajas uno y subes dos, que nos llevan hasta el alto del Toral en el km 100.

Los andarines nos dejan pasar amablemente y te animan, de aquí a meta hay una fila constante de ellos. Han salido más de 2000, así que compañía no nos falta. Pasar de la soledad absoluta a ver como adelantas gente a cientos te da moral y fuerzas. Llegamos a la base del Toral y nos merendamos la subida de más del 30% de pendiente como si estuviese la meta arriba. A medio camino alguien me pide agua, me paro y le doy un poco. Is va por detrás, en las subidas le cuesta un poco más. Javi me ha sacado unos metros, aprovecho que es la subida más dura de toda la carrera para sentirme bien conmigo mismo y meto la directa y alcanzo a Javi justo al coronar. Subidón total. Esperamos a Is y arrancamos a trotar cresteando por toda la sierra del Toral. Adelantamos a cientos de andarines, todos te animan, te hacen sacar fuerzas de donde no las hay. Ahora sí que sí está hecho. Quedan casi 20km, pero sabemos que está conseguido. El grupo se ha democratizado, ya vamos todos igual de jodidos, pero felices sabiendo que esto está acabado.

Los últimos 10km son apestosos, 5km de bajada por.......síii: ¡¡pista!! y luego otros 5km más llanos por pista y asfalto. A mí ya me da igual todo, no se si voy vivo o muerto. Como dice la gente: "no hay dolor", efectivamente: dolor no hay, no sé qué es lo que tengo, pero ya sobrepasa la categoría de dolor. Estos últimos 10km yo quería hacerlos trotando pero mis compis van justitos los hacemos andando. Me encuentro con Cebre un compi del equipo que está haciendo la marcha a pie, me da ánimos, nos hacemos una foto y me hace sentir como un héroe. A falta de 4km me está esperando Rubén, me acompaña un rato y le cuento un poco las sensaciones. No sé qué le voy a contar yo a Rubén que él no sepa. Ha hecho podium (2º y 3º) en los años anteriores, así que ya me contaréis... pero bueno, yo le suelto la chapa. (Muchas gracias por esperarme Rubén, un abrazo enorme)

Cuando por fin llegamos a la entrada de Cabezón nuevamente, nos ponemos a trotar para hacer medio "digna" la entrada a meta. La última parte del recorrido está vallada y aquello está a reventar. Unos metros antes, los tres nos damos la mano y entramos por separado cada uno buscando a su familia. Yo me despisto un poco buscando a los míos, los encuentro pensando que he pasado el arco de meta, el locutor canta mi nombre y me anima a llegar. -¿Pero qué pasa?, si yo ya he entrado...¡¡ay dios mio!!, que el arco de meta "de verdad" "está unos metros más adelante, este no es. Así que con aire despistado hago mi entrada en meta tras 20h y poco.

Busco a Javi y a Is, nos hacemos una foto, nos despedimos, aparece mi familia, recogen mi cadaver y colorín colorado.


Una foto del héroe de esta crónica al llegar a meta:



2 comentarios: